El medio ambiente es el fumador pasivo que más sufre los efectos del cigarro. La producción del tabaco provoca contaminación de los recursos naturales, pérdida de biodiversidad, incendios forestales, deforestación de bosques y selvas, aumento del cambio climático y la mala calidad del aire urbano.

Las colillas, residuos altamente tóxicos.

Cada año se tiran 4,5 billones de colillas. Los filtros de las colillas están hechos de acetato de celulosa, un material no biodegradable cuyo efecto contaminante puede durar en el entorno 25 años hasta que se descompone. Además del filtro, la colilla puede conservar las sustancias tóxicas que componen el cigarrillo. La nicotina y el alquitrán de un solo cigarrillo pueden contaminar hasta 50 litros de agua.

Casi la mitad de la basura en las calles está formada por colillas. Estos residuos pueden llegar a ríos, océanos y lagos y ser ingeridos por pájaros, peces y otros animales que pueden morir al no poder digerirlos.

El tabaco uno de los responsables en la deforestación mundial.

De 8 árboles talados, al menos 3 se ocuparán para el cultivo o el proceso de curación del tabaco. Las mayores plantaciones se encuentran en países en desarrollo, en donde se han convertido en una de las principales causas de deforestación de las últimas selvas tropicales y no sólo se debe a los cultivos, sino a la curación de las hojas. El proceso consiste en secar la planta, de manera que las hojas verdes se vuelvan marrones y obtengan su aroma. Para esto se necesita aplicar calor a una temperatura de unos 70°, que en la mayor parte del mundo donde se cultiva proviene de quemar leña.

La OMS estima que para curar el tabaco para la elaboración de 300 cigarros se corta un árbol adulto, además se talan árboles para construir los graneros donde se realiza la cura y sin olvidar el papel necesario para la elaboración de los cigarros, los paquetes y los cartones.

En estas regiones, las plantaciones de tabaco sustituyen los posibles cultivos alimenticios para sus poblaciones, es por esto que algunos de estos países tienen que importar alimentaos, ya que la mejor tierra se destina al cultivo del tabaco. Muchos de estos países son pobres y no tienen los recursos para comprar los alimentos importados.

La planta del tabaco es muy exigente y consume los nutrientes del suelo de manera rápida. Para el cultivo de la planta, se utiliza gran cantidad de pesticidas y fertilizantes químicos que contaminan el suelo y el agua. Después de 2 cosechas, el suelo se agota y no se puede utilizar hasta después de 3 años, por lo que los productores en países sin control ambiental no dudan en buscar nuevos terrenos que consiguen deforestando más áreas. Además los restos de la planta utilizados en la fabricación de los cigarros representan un riesgo, ya que las fábricas desechan enormes cantidades todos los días.

La producción de tabaco influye en el cambio climático de múltiples maneras.

Al talar bosques y selvas para su cultivo y curación, los árboles destruidos emiten el dióxido de carbono (CO2) que tenían almacenado y cuantos menos árboles quedan, el planeta tiene menos capacidad de absorber este gas de efecto invernadero (GEI).

Además de los GEI, fumar también emite otras sustancias nocivas que empeoran la calidad del aire. El humo de los cigarros provoca niveles de concentración de partículas contaminantes hasta diez veces mayores que el causado por el humo de algunos motores diésel.