El bicarbonato de sodio ha sido utilizado por mucho tiempo para la limpieza, cocinar e incluso para faciales. Además de ser alcalino, este polvo suaviza la suciedad permitiendo una cara limpia.

Lo único que necesitas es:

  • 1 cucharada de bicarbonato de sodio
  • Unas pocas gotas de agua
  • Una o dos gotas de aceite esencial de tu preferencia

Nota: si estás embarazada consulta a tu médico primero.

 

Después de que hayas limpiado tu cara con agua tibia y un jabón ecológico, forma una pasta en un tazón pequeño y de vidrio con los ingredientes mencionados.

 

Una vez que la pasta tenga una agradable consistencia (ni demasiado gruesa, ni demasiado líquida) aplica en todo el rostro con ligeros movimientos circulares, evitando el contorno de los ojos.

 

Exfolia suavemente durante 2 o 3 minutos, después enjuaga con agua tibia hasta retirar toda la granulación. Seca con una toalla limpia y tonifica tu piel para cerrar los poros.

 

Termina tu tratamiento aplicando la crema hidratante de tu preferencia.