El síndrome de burnout va más allá del simple agotamiento o estar exhausto, pues implica una actitud de desánimo hacia el trabajo. En términos psicológicos el síndrome de burnout se caracteriza por agotamiento, despersonalización y cinismo, desmotivación e insatisfacción en el trabajo que generan un pobre desempeño laboral.

 

Debemos aclarar que este síndrome descrito como burnout se refiere exclusivamente a la actitud en el desempeño laboral y debemos diferenciarlo de la depresión que afecta de diferente forma en la vida.

 

El factor central es el agotamiento emocional excesivo, que gradualmente conduce a quien lo experimenta a un estado de distanciamiento emocional y cognitivo en sus actividades diarias, provocando incapacidad para responder adecuadamente a la demanda de sus labores. En medio de este distanciamiento se presenta la despersonalización caracterizada por la indiferencia hacia las responsabilidades o hacia las personas.

 

Los profesionales más afectados con este síndrome son los médicos y otros trabajadores de la salud, pero todos los demás pueden ser víctimas a los cambios de horario, las largas jornadas de trabajo, el involucrarse en los problemas de las personas y la falta de tiempo. Por lo que afecta a gran cantidad de personas en distintos trabajos.

 

Por eso, es importante pongas atención en cómo te sientes y cuides de tu salud mental, física y la de tu familia. Como primer paso observa tu comportamiento y anota tus síntomas.

 

Algunos estudios afirman que las mujeres son las más vulnerables ya que deben manejar un doble rol. El profesional y el familiar. El estado civil se asocia al síndrome, ya que parece que las personas sin una pareja estable y sin hijos son los más perjudicados. En cuanto a las personas con pareja e hijos tienen mayor capacidad para afrontar problemas y conflictos emocionales por el apoyo familiar.

 

Como tratamiento ante el síndrome de burnout se recomienda tratar con una terapia en el manejo del estrés y el autocontrol. Pero lo más importante es prevenirlo, por lo que debemos enfocarnos en desarrollar actividades recreativas como participar en cursos de formación para aumentar la competencia psicosocial, organizar reuniones extra laborales ya sea con el equipo laboral o con amigos, limitar a un máximo la agenda laboral, generar un diálogo efectivo, equilibrar las diferentes áreas como familia, amigos, hobbies, descanso y trabajo y fomentar una atmósfera positiva entre el equipo de trabajo