Cada cigarro contiene entre 7 y 20 mg de alquitrán y por su producción de monóxido de carbono, reduce en un 10% la capacidad de transporte de oxígeno sanguíneo. Tanto la cantidad de cigarros, como el tiempo de ser fumador, mayor será el daño a la salud. Además, los puros y la pipa son igual de perjudiciales.
El cigarro contiene otras sustancias tóxicas como amoniaco, alcohol metílico, ácido clorhídrico, furfural, aldehídos, arsénico y polonio radioactivo. La combustión del tabaco genera la formación de los llamados radicales libres, que al combinarse con los tejidos con los que tiene contacto los lesionan.
Uno de los mayores riesgos son las enfermedades cardiacas. Los ataques cardiacos son tres veces más comunes en fumadores y en el caso de quienes fuman más de una cajetilla al día el riesgo es 5 veces mayor. Además, el tabaquismo es conocido como un factor principal de la arteriosclerosis, enfermedad que obstaculiza la circulación sanguínea y la nutrición de los tejidos de cualquier órgano o miembro.
Una mezcla muy peligrosa:
Cuando las enfermedades cardiovasculares causadas por fumar conviven con la diabetes, la hipertensión arterial, dislipidemias, obesidad, el consumo de anticonceptivos y el estrés, el riesgo de sufrir un ataque aumenta enormemente.
Otras afecciones menos graves son también originadas por el cigarro, como arrugas precoces en la piel, caída de pelo, problemas en dientes y encías, trastornos del sentido del gusto, faringitis, laringitis, sinusitis y otitis, trastornos de la visión, úlcera gastroduodenal, osteoporosis, disminución de la fertilidad en la mujer y climaterio precoz en la mujer e impotencia sexual en el hombre.
Los riesgos que deciden tomar los fumadores son compartidos por los fumadores pasivos. El humo de terceros equivale a fumar entre 1 y 10 cigarros por día. En los lugares cerrados, el principal contaminante es el humo de cigarro que se expande y pone en riesgo la salud de quienes no fuman.