Los niños menores de dos años, no deben consumir azúcares agregados; en su lugar deben consumir alimentos altamente nutritivos para desarrollar su cerebro y cuerpo de manera saludable.
Por muchos años, se ha demostrado la vinculación de los azúcares agregados la enfermedad cardiovascular (la principal causa de muertes a nivel mundial). Llevar una dieta alta en azúcares agregados se han vinculado a factores de riesgo cardíacos como la obesidad, la diabetes, la presión arterial alta y los niveles de colesterol que no son saludables.
Un estudio que se publicó en 2014 en la revista científica Journal of the American Medical Association, fue uno de los primeros en atar el exceso de azúcar a un riesgo más alto de muerte por cardiopatía. El estudio dijo que las personas que consumían entre el 17 y 21 por ciento de sus calorías de azúcares agregados tenían un riesgo de 38 por ciento más de morir por enfermedad cardiovascular, comparado con aquellos que ingerían el ocho por ciento de sus calorías por azúcar agregada.
Las familias pueden empezar a entrenar los paladares de los niños a una temprana edad. Los niños desarrollan hábitos de comidas y preferencias gustativas que durarán toda una vida. Así que cuanto más pronto empiecen las familias a limitar la cantidad de azúcar agregada en sus dietas, mejor.
Los azúcares agregados tienen muchos nombres en las etiquetas de ingredientes en comidas, como el jarabe de maíz de fructosa alta, la dextrosa, la fructosa, el jugo de fruta y otros. El azúcar agregado no solo se encuentra en pasteles y galletas, puede ocurrir en una variedad de comidas como una ensalada de pollo china, salsa de barbacoa, pan para hamburguesas y aderezos para ensaladas.
Existe evidencia de que el riesgo de enfermedad cardiovascular aumenta conforme aumenta el consumo de azúcares agregados.
A partir de julio de 2018, la Administración de Medicamentos y Alimentos (Food and Drug Administration, FDA por sus siglas en inglés) requerirá que los fabricantes no solamente indiquen todo tipo de azúcares en las etiquetas sino también las que se agregaron.
Un estudio escrito por el doctor Lustig mostró que el restringir los azúcares agregados mejoró en solo nueve días los marcadores de cardiopatía en un grupo de niños obesos. Los niños tenían las mismas cantidades de calorías y carbohidratos, y aún así vieron reducciones inmediatas en su presión arterial y mejorías en sus niveles de azúcar en la sangre y colesterol.
Las nuevas recomendaciones de la AHA, recalcan que las familias necesitan limitar las comidas con un bajo valor nutricional y que los azúcares tienen que considerarse en el contexto de una dieta saludable de frutas, vegetales, granos enteros, productos lácteos bajos en grasa, carnes sin grasa, aves y pescado.
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